miércoles, 9 de octubre de 2024

De Barcelona a York 2017, día, 3ª parte - Museo de Ciencias de Londres

   3ª Parte, Día 18 - Museo de Ciencias de Londres


  Habíamos llegado a una de las visitas programadas más importante de nuestra lista y la verdad es que no nos decepcionó absolutamente en nada, más bien todo lo contrario, porque prácticamente no existe rama de la ciencia que no esté representada en este inmenso museo y con creces.

  Respecto a la aviación los planeadores y globos aerostáticos y los primeros aviones están profusamente representados, también los ingenios más modernos, todo esto complementado con abundante información textual.


  Sin embargo en el apartado aeronáutico lo más espectacular era la completa e inmensa colección de motores de todo tipo, que facilmente superaría el centenar, es evidente que tratándose de un país que en un momento determinado y como consecuencia de los conflictos globales en los que ha participado poseyó una de las flotas militares mas grandes de su tiempo.



 No hay exposición aeronáutica que se precie, en el  que las maquetas no tengan un apartado especifico, y tal y como en los otros apartados en inmensas cantidades.
 


 Otros elementos técnicos de géneros de todo tipo desfilaban delante de nuestros ojos, relojes de todo tipo y tamaño, transmisores, comunicaciones por satélite, informática, telefonía, escritura, TV y sonido, una extensa muestra de la era espacial, además de los nuevos materiales que nos están ayudando a evolucionar a unas velocidades insospechadas.




 Mientras estábamos viendo y fotografiando esta inmensa colección, veíamos la parte inferior de la misma ya que el edificio está bastante abierto, en esta sala que acertadamente se le llamaba "La sala de la energía" contenía las piezas más grandes de la exposición, aviones que por su tamaño no podían estar en otro lugar, coches, camiones, carruajes y máquinas de vapor, que es lo que más nos apasiona, incluyendo una soberbia exposición de las primeras locomotoras del siglo XIX, entre las que destacaban la Rocket, la Puffing Billy y la Columbine, todas ellas originales, si a todo esto añadimos que había tambien una amplia representación de máquina herramientas y de todo tipo de electrodomésticos y una inmensa colección de maquetas, no es raro que estábamos locos por llegar a la misma.



  No era esta nuestra primera visita a un museo industrial en el extranjero, pero me confirmó lo que ya había intuido al visitar el 
Deutsches Museum de Munich, que simplemente la cultura en España acaba en el arte y la pintura, y que la historia de la industria y/o los transportes, que no olvidemos han hecho adelantar el mundo al nivel que conocemos, son salvo honradas y contadas excepciones, los patitos feos del panorama museístico del estado.

 Al salir estaba lloviendo y teníamos que visitar el museo de Historia Natural, pero la cola para entrar era enorme y tampoco apetecía estar mojándose, por suerte casi siempre disponemos de un plan B, y en este caso el Victoria and Albert Museum situado al lado del de ciencias era la opción más clara.


  La verdad es que todo y ser una opción de segundo plato, como vulgarmente se dice, la realidad es que superó con mucho nuestras expectativas, pero lo veréis en otra entrada.






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