A los pocos minutos de habernos acomodado en nuestros asientos el tren partió camino hacia su destino, los primeros centenares de metros del recorrido los efectuó por el centro de las calles de la capital mallorquina, finalmente y a los pocos minutos los signos de civilización fueron desapareciendo, y después de pasar durante unos kilómetros por campos labrados y arbolados de olivares, la imponente sierra de la Tramuntana empezó a visualizarse en la lejanía, una sierra que escondía celosamente la ciudad de Soller, nuestro destino final.
La estación de Soller dista del puerto de Soller unos 4 Km, que se cubren con un servicio de tranvías clásicos que comparten vía y cocheras con el ff.cc., el servicio finaliza en el puerto, donde pude fotografiar la mezcolanza de unidades originales y las transformadas procedentes de Lisboa.
Después de un día fabuloso en el que sol, trayectos, playa, comida, paseo en barco y cervezas, sin un orden determinado, me estaban haciendo maquinar un final digno de un aficionado a los trenes como yo, pero esto ya formará parte del próximo y último capítulo
En tren y tranvía de Palma a Soller, Junio del año 2002-Los talleres de Soller
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